jueves, 11 de septiembre de 2008

De la participación ciudadana al periodismo ciudadano

Las ciencias de la información –Periodismo- y la Comunicación Social han tomado desde sus banderas los procesos de participación de la población en las diferentes comunidades donde ejercen su ‘poder’.

Pero, ¿cuál poder?; desde Ignacio Ramonet, se plantea la comunicación y el periodismo como el cuarto poder mundial, que se sobreponen, poco a poco, a los sables de la política, la economía y las fuerzas militares.

Era, y enfatizo en el ERA, un cuarto poder que vigilaba, fiscalizaba y denunciaba los vejámenes de los otros relacionados. Defendía el buen manejo de lo público, el respeto por los derechos de los ciudadanos y de las clases que elegían los poderes, pero, que no se veían representados en ellos.

Esa enorme responsabilidad se centraba en los medios de comunicación, en aquellos focos de investigación que tenían directa relación con la población. Medios de comunicación, que como lo plantea Kapuścińsky, eran exclusivos para los intelectuales, pensadores, líderes ciudadanos y, en muchos casos, aquellos estadistas que estaban haciendo su carrera para gobernar una nación.

Las cosas han cambiado, las tecnologías de la información y la comunicación han generado toda una mediamorfosis y los poderes políticos y económicos han absorvido las, hoy, industrias mediáticas, la labor del periodista de fiscalizar lo público, de ser la voz de los que no tienen voz, como lo promulgaba hace unos años RCN Radio y de seguir a cabalidad los dictámenes del pensador alemán Jürgen Habermas, han desaparecido.

Es necesario evocar en estas líneas al profesor Koldobika Meso Ayerdi cuando escribe: “Los medios fueron antes servicio público que negocio: la prensa daba la información que el público debía conocer. El único método empírico utilizado era el criterio de los propios profesionales del medio. Desde entonces, el olfato periodístico guió a la profesión en la selección de temas informativos durante décadas. Sin embargo, en un momento dado la nariz de la prensa se resfría. El declive constante del número de lectores empujó a un grupo de diarios norteamericanos a averiguar los temas que realmente interesan a su audiencia, lo que implicaba dejar de olfatear y poner el oído".

Se evidencia la necesidad que tienen los medios de ecuchar a sus audiencias (lectores, escuchas, televidentes y navegantes). Es necesario que las producciones informativas reflejen el sentir, el pensar y las necesidades de la ciudadanía. Por tal motivo es de vital importancia que periodistas cuenten con una solida formación en torno a la repsonsabilidad social y la participación ciudadana.

La falta de coherencia de las personas que trabajan en los medios de comunicación (aclaremos que no todos son comunicadores sociales – periodistas) ha llevado a que emerja un nuevo ejercicio de periodismo, el periodismo ciudadano. El fenómeno de OhMyNews, de Corea del Sur, donde miles de ciudadanos han sido graduados como reporteros, ha permitido procesos de trasformaciones políticas basadas en la participación ciudadana con voz en un medio digital.

OhMyNews es el ejemplo más claro y contundente de periodismo participativo, pago por los mismos navegantes y ratificado por los profesionales de la información. Lo que en su momento marco la decadencia de la profesión, es decir, el sedentarismo, la comunicación monológica, el periodismo de escritorio con analistas de silla de cuero y el SIDA de la información que es el unifuentismo ha firmado su muerte y pasa ser enterrado por la exigencia de la ciudadania que ahora empuña la pluma para encriptar, en un lenguaje digital, los problemas que viven a diario.

La información en manos de reporteros informales queda a la deriva frente a su veracidad y realidad. Por tal motivo, hoy, más que nunca, es necerario formar sólidamente a los comunicadores y a los periodistas en el ejercicio de su profesion, teniendo en cuenta la participación ciudadana, desde una inmersión real en la sociedad y su problemática.

El fenómeno de la globalización nos ha hecho olvidar la individualidad y la identidad de las naciones, informando y formando para la problemática macro y olvidando las minorias conformadas por pequeños grupos de ciudadanos.

Los países fundamentan su desarrollo desde el accionar de sus ciudadanos y las pequeñas fisuras sociales se convierten en enormes golpes involutivos para una nación. El reflejar la ciudadanía y su realidad en la comunicación y el periodismo, de forma profesional, es una necesidad latente para las naciones y para el resurgir de la profesión. Es decir, como dice Barbero, debemos volver nuestra mirada sobre "las matrices comunicacionales de la cultura".