lunes, 8 de febrero de 2010

Pensando en periodismo en el día del periodista

En Colombia, por tradición, los 9 de febrero se celebra el día del periodista en conmemoración al inicio de la circulación de El Papel Periódico de la ciudad de Santafé de Bogotá, medio de comunicación impreso que se constituyó como el primer semanario en Colombia. Este periódico vio la luz pública un día miércoles de 1791 y el cual fue fundado y redactado por el cubano Manuel del Socorro Rodríguez, considerado el padre del periodismo de nuestro país.

Es necesario aclarar que la Ley 918 del año 2004 “Por la cual se adoptan normas legales, con meros propósitos declarativos, para la protección laboral y social de la actividad periodística y de comunicación a fin de garantizar su libertad e independencia profesional”, estipula en su artículo 6: “declárese el día cuatro (4) de agosto de todos los años como el Día del Periodista y Comunicador en conmemoración de la primera publicación de la Declaración de los Derechos del Hombre, realizada el 4 de agosto de 1794 por Antonio Nariño Precursor de la Independencia.

Es decir que tenemos dos fechas para ponernos a pensar en el ejercicio de la profesión, por lo menos en estas dos fechas. Así como Navidad y Año Nuevo se convierten en la excusa perfecta para los buenos propósitos, la reflexión y el trazar nuevos caminos, estás conmemoraciones deberían ir más allá de premios y reconocimientos para convertirse en un momento de análisis generador de trasformaciones.

Es por eso que cuando vemos el castigo a la Revista CAMBIO, o bueno el replanteamiento de CAMBIO, el conflicto de intereses por vínculos políticos y esa espesa humareda en torno al tercer canal es bueno recordar las enseñanzas que nos dejó un grande del periodismo y de la literatura: Tomás Eloy Martínez.

Usted leerá 12 puntos que ofreció Tomas Eloy Martínez en la conferencia, pronunciada en Bogotá el 28 de junio de 2005, organizada por la CAF (Corporación Andina de Fomento) y la FNPI (Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano).

“I) El único patrimonio del periodista es su buen nombre. Cada vez que se firma un texto insuficiente o infiel a la propia conciencia, se pierde parte de ese patrimonio, o todo.

II) Hay que defender ante los editores el tiempo que cada quien necesita para escribir un buen texto.

III) Hay que defender el espacio que necesita un buen texto contra la dictadura de los diagramadores y contra las fotografías que cumplen sólo una función decorativa.

IV) Una foto que sirva sólo como ilustración y no añada nada al texto no pertenece al periodismo. A veces, sin embargo, una foto puede ser más elocuente que miles de palabras.

V) Hay que trabajar en equipo. Una redacción es un laboratorio en el que todos deben compartir sus hallazgos y sus fracasos, y en el que todos deben sentir que lo que le sucede a uno les sucede a todos.

VI) No hay que escribir una sola palabra de la que no se esté seguro, ni dar una sola información de la que no se tenga plena certeza.

VII) Hay que trabajar con los archivos siempre a mano, verificar cada dato y establecer con claridad el sentido de cada palabra que se escribe. No siempre, sin embargo, los diccionarios son confiables. Dos de los mejores que conozco, el de María Moliner y el de la Real Academia Española, sólo corrigieron en 1990 la vieja definición de la palabra día. Hasta entonces, seguían dándola como si aún viviéramos bajo el imperio de la Inquisición. Día, se podía leer, es el espacio de tiempo que tarda el sol en dar una vuelta completa alrededor de la Tierra.

VIII) Evitar el riesgo de servir como vehículo de los intereses de grupos públicos o privados. Un periodista que publica todos los boletines de prensa que le dan, sin verificarlos, debería cambiar de profesión y dedicarse a ser mensajero.

IX) Las clases política y empresaria y, en general, los sectores con poder dentro de la sociedad, tratan de impregnar los medios con noticias propias, a veces añadiendo énfasis a la realidad. El periodista no debe dejarse atrapar por las agendas de los demás. Debe colaborar para que el medio cree su propia agenda.

X) Hay que usar siempre un lenguaje claro, conciso y transparente. Por lo general, lo que se dice en diez palabras siempre se puede decir en nueve, o en siete.

XI) Encontrar el eje y la cabeza de una noticia no es tarea fácil. Tampoco lo es narrar una noticia. Nunca hay que ponerse a narrar si no se está seguro de que se puede hacer con claridad, eficacia, y pensando en el interés del lector más que en el lucimiento propio.

XII) Recordar siempre que el periodismo es, ante todo, un acto de servicio. El periodismo es ponerse en el lugar del otro, comprender lo otro. Y, a veces, ser otro”.

Un feliz día del periodista para todos y todas mis colegas.