viernes, 15 de enero de 2010

Periodistas sin temor a demostrar los sentimientos

El 2010 trajo a la humanidad un nuevo desastre natural. Un terremoto destruyó Haití uno de los países más pobres del mundo (martes 12 de enero, siete grados Richter). En poco tiempo, según lo permitían las condiciones del país afectado, aviones y barcos con ayuda humanitaria iban arribando para prestar auxilio a la población afectada; de la misma forma, los medios de comunicación comenzaron a enviar a sus corresponsales para trasmitir en directo el desarrollo de la información.

Internet fue el primero en proporcionar noticias del desastre, las redes sociales Facebook y Twitter se convirtieron en el mejor medio para ver las imágenes que allí se presentaban y leer, oír o ver los relatos de quienes vivieron la tragedia. Es decir, pudimos ver un excelente desempeño de los informadores ciudadanos, la gran mayoría afectados por la misma noticia que narraban.

La televisión y la radio comenzaron a entrar a Haití, Asimismo, los corresponsales de los medios escritos de todo el mundo. La humanidad comenzó a acceder a la información por los medios tradicionales.

Es imposible ver esas imágenes sin que se arrugue el corazón y se produzca cierta rabia por la impotencia de no poder hacer; entre los más sensibles brotan lágrimas u otra manifestación de sentimientos. Sin lugar a dudas, aquellos que micrófono, cámara y grabadora en mano hacen su trabajo en medio de la muerte, el hambre, la desolación y desesperanza también sienten el dolor de las personas damnificadas.

El periodista también es un ser humano. Es más, Kapuscinsky siempre afirmó que para ser un buen periodista se necesita, primero que todo, ser una buena persona. Esos colegas que hoy viven la tragedia de Haití están haciendo un gran trabajo y con esa voluntad de informar están ayudando a una población que hoy se encuentra en desgracia.

Mostrar la realidad con respeto es nuestro trabajo. Cada vez que vemos o escuchamos al corresponsal con lágrimas en sus ojos o con la voz entrecortada no es motivo de reproche o de burla, por el contrario, que bueno contar con unos periodistas que sienten lo que están viviendo y no son maniquís insensibles que sólo repiten un libreto.

Ésta es nuestra forma de ayudar, eso es lo que tenemos para ofrecer desde nuestra profesión. Los medios, como empresa y grupo económico, pueden ayudar en otros campos. Pero, nosotros, los profesionales de la información, hacemos lo que sabemos hacer con mucho respeto, sensibilidad y apegados a la realidad; ordenando lo que allí sucede y documentando los hechos presentes que escriben la historia del mundo.

La voluntad del periodista debe ser la de informar y ayudar con la información que produce, no la de ser protagonista o sobresalir, el periodista no es una estrella. El profesional de la información hace su trabajo con amor, pasión y voluntad.

1 comentario:

Juan Eugenio Ortiz Osorio dijo...

Compañero colega primero que todo gracias por esta reflexion, comparto su punto de vista,y aunque no siempre en la tragedia humana es donde se debe mostrar la verdadera escencia del periodismo, el caracter , la seriedad y el profesionalismo se deben inponer sobre cualquier escenario o fuente de informacion. Llorar, sentir dolor por los demas no solamente es de humanos,, tambien es el ingrediente y el condimento propio del buen comunicador.