martes, 14 de abril de 2009

Buscando el rumbo del periodismo

Para dónde va el periodismo, qué necesita la sociedad de los periodistas, cómo debe ser el periodista en la actualidad. Múltiples preguntas surgen en las aulas donde se forman los comunicadores de la sociedad de la información.

Las respuestas se ven opacadas en los ejemplos que los medios de comunicación dan a diario. Entiéndase que se hace una separación clara entre los medios de comunicación y los periodistas.

Pero cómo, ¿luego los periodistas no son los que trabajan y hacen los contenidos de los medios?, pues no, acordémonos que no es necesario ser periodista para trabajar en un medio de comunicación; pero, aclaremos que el hecho de trabajar en un medio no hace de una persona un periodista.

Por ahí va el problema, los periodistas no se forman para ser gerentes exitosos de medios y los gerentes de los medios no manejan la responsabilidad y razón de ser de los mismos y, como toda empresa con ánimo de lucro, se centran en que se generen contenidos que vendan y produzcan dividendos, sacrificando la calidad y razón de ser de éstos.

Está bien, está bien. Toda regla tiene su excepción, la cual corresponde a medios de carácter independiente que no hacen parte del manejo masivo y que, poco a poco, han venido pellizcando la torta publicitaria de las grandes industrias de la información que se vienen configurando, efectivamente, como industrias del entretenimiento desde la levedad.

La política, la economía y los grandes escándalos copan la agenda informativa y en la sombra del desconocimiento quedan aquellas historias cotidianas llenas de enseñanzas dignas de grandes crónicas y reportajes que, paso a paso, se convierten en libros y audiovisuales que parten desde la realidad sin mezclarse con la bella ficción de la literatura.

Son historias que se producen segundo a segundo y se quedan sin ser contadas, simplemente, porque no venden. Asimismo, temas como la ecología, la educación, la cultura son tratados superficialmente o simplemente desaparecen y vuelven a aparecer cuando las fuentes oficiales necesitan tender una cortina de humo.

La academia debe apostarle, nuevamente, a esas historias bien contadas, ricas en detalles y rebosantes de elementos constructores de sociedad, donde se evidencian los vicios y se resaltan los valores. Historias que hagan uso de las herramientas tecnológicas para enriquecer su esencia sin desvirtuar la realidad.

Los periodistas estamos obligados a vivir o revivir las historias, debemos hablar con los protagonistas y todo aquel que nos pueda proveer detalles; tenemos que ver, escuchar, sentir, gustar y oler el entorno y contexto donde se desenvuelve la información. Igualmente, se hace necesaria una completa documentación que nos permita corroborar o desvirtuar la información que se recibe. El periodista debe contar un conocimiento global profundo que lo tipifique como intelectual y manejar una especialidad desde donde construya, más allá de la información, un conocimiento.

No hay comentarios: